El dolor forma parte de la experiencia humana, pero no tiene por qué definirnos ni limitarnos. Cuando aprendemos a escucharlo con respeto, puede convertirse en una fuente profunda de comprensión y fortaleza interior. La resiliencia no consiste en resistir sin sentir, sino en integrar lo vivido, darle sentido y transformarlo en sabiduría emocional. Este camino nos permite habitar la vida con mayor coherencia, presencia y cuidado hacia nosotras mismas y hacia los demás, cada día.
Este curso de resiliencia nace como un espacio de acompañamiento profundo para personas que desean transformar lo vivido —también lo difícil— en comprensión, fortaleza interior y sabiduría personal. No buscamos “pasar página” a la fuerza, sino aprender a escuchar la herida, integrarla y darle un sentido que ensanche la vida.