La Terapia Emocional como ya se ha ido comentando en lo descrito hasta ahora, pone el énfasis en las emociones. Como sabemos que éstas dependen de la estructura y esquemas de los pensamientos, también se tienen en cuenta ya que se trata de detectar hábitos mentales que no sean favorables e iniciar una transformación educando tanto pensamientos como emociones.
Hoy en día la Psicología en General desde paradigmas más clásicos a los más avanzados, le dan suma importancia a la Conciencia. Por ello, en primera instancia se trabaja el nivel de conciencia sobre los pensamientos y emociones que tiene la propia persona. Hay que identificar lo que se desea modificar, lo que se repite y no es conveniente, lo que nos produce más alteración etc.
Seguidamente siempre a través del conocimiento, se trabaja cómo se manifiesta todo esto en la realidad y qué consecuencias traen los hábitos e inercias inconscientes.
A partir de aquí se aplican los nuevos patrones que se crean con las herramientas propias de la Terapia Emocional y la capacidad de escoger de la persona, su implicación y deseo de obtener un mejor estilo de vida con una mente acorde a ello.
Las emociones no se reprimen simplemente se regulan. Aprendemos a adaptar pensamiento y emoción a cada situación siempre con el objetivo de buscar el daño menor y aprovechar la experiencia para darle sentido y disponernos a convertir el obstáculo en posibilidad.